viernes, 21 de julio de 2023

La creatividad y la inteligencia artificial en la economía de la atención









        Mi primera aproximación con el concepto de inteligencia artificial fue cuando niño vi Terminator 2: Judgment Day, obra maestra en la que máquinas conscientes de su existencia buscan la extinción de la raza humana en un futuro apocalíptico pero factible. Pasaron los años y ya rumbo a la universidad The Matrix dibujó el escenario actual (obviamente de forma metafórica porque espero que no  estemos dentro de una simulación presos siendo baterías)ya que ahora básicamente entre aplicaciones y realidades virtuales, vivimos en cierta forma presos de dispositivos y de pastillas azules, a salvo de despertar en el mundo palpable. 







Más allá de la ciencia ficción pasaron los años en paralelo en el que en efecto la ciencia investigaba, probaba y aplicaba la inteligencia artificial en distintos aspectos que hacen funcionar al mundo, sus mercados y gobiernos dentro y fuera de nuestro conocimiento; a nivel médico, industrial, bancario, agrícola y un extenso etc; al punto en que llegó el momento que era más que un secreto a voces que nuestros aparatos nos escuchan, registran cada decisión que tomamos con un click, y trazan una ruta lógica y futura a partir de nuestros gustos (públicos y privados) para sugerirnos que consumir en todos los sentidos, sin tomar en cuenta el caos propio de humanos que pueden pasar de escuchar Queen a los Backstreet Boys en un santiamén.







Nos encontramos ahora en el siguiente nivel, el acceso público de la inteligencia artificial, para cualquier tarea, al alcance de cualquier persona, desde creación de textos, imágenes, clonación de voz y prácticamente lo que se te ocurra, estamos a poco tiempo que el límite solo sea el mismo de la literatura, la imaginación. Es por eso que su utilización depende totalmente del menos común de todos los sentidos, el sentido común, nuestra brújula moral individual. Es crucial entender que lo que comúnmente llamamos inteligencia artificial es esencialmente inteligencia humana aumentada. La IA carece de conciencia, de capacidad para las experiencias sexuales y de la habilidad para sondear las profundidades del alma. No posee los deseos, las aspiraciones, el hambre o la sed que impulsan la existencia humana. En cambio, la IA es un algoritmo excepcionalmente inteligente. Sin embargo, la vida no puede reducirse a un mero algoritmo, y está herramienta y su uso dependerá de quién la maneje.






A lo largo de la historia, cada nueva tecnología ha traído consigo su propio conjunto de riesgos y desafíos. Por ejemplo, el descubrimiento del fuego supuso el riesgo de quemaduras y diversas catástrofes relacionadas con las llamas. Del mismo modo, la invención de la rueda llevó a la creación de los coches, que a su vez provocaron accidentes de tráfico. Así pues, ninguna tecnología está exenta de riesgos, porque en ella se encierran los efectos benignos, los accidentes sin malas intenciones y la malicia sistemática. Es parte del juego evolutivo, una ruleta, botón por apretar que podría destruir el mundo o una balanza estilo Ying Yang.






Otro dilema o preocupación, es la pregunta: ¿Podrían los asistentes virtuales y otras entidades potenciadas por la IA, como los chatbots, sustituir muchos puestos de trabajo?. En mí opinión, si en materia de labores repetitivas, pero por el contrario, en áreas más complejas, podrían liberarnos de tareas mundanas y netamente físicas, dándonos más tiempo libre para explorar búsquedas espirituales y creativas. Obviamente teniendo en cuenta como dije antes, todos los escenarios y enfoques, buenos y malos. Aunque el desplazamiento de puestos de trabajo es una posibilidad, también podría dar lugar a nuevas formas de prosperidad en el mundo.






Casualidad que Ethan Hawke salga en los dos ultimos videos?...



    Ahora bien llegamos al punto del arte, justo este mes (Julio 2023) explotó una huelga en Hollywood que unió al sindicato de actores y escritores por primera vez en casi 60 años, porque los estudios, ejecutivos y grandes productoras de cine, se creen todopoderosos con la inteligencia artificial, al punto de que aspiran escribir guiones completos, recrear actores incluso después de su muerte y tener estética sin artesanía. Pero no entienden lo que claramente sin ser profetas pronosticaron Steven Spilberg y George Lucas años atrás, lo que llama la atención de la gente es la creatividad, no una "marca" un producto, franquicia o saga cinematográfica, la situación de la taquilla mundial ejemplifica lo que es darle el mismo chocolate a la misma persona hasta que solo quiere un caramelo o algo salado, en el caso de este momento hay público en un mismo fin de semana para Barbie y Oppenheimer.





Todos ansiamos sorprendernos, vernos reflejados en pantalla, y nadie se verá por siempre representado si siempre son los mismos personajes y las mismas historias, arquetipos y estereotipos, todos cambiamos, nadie vivo se queda estático, porque el movimiento es vida y la muerte lo contrario. Por mucho que la inteligencia artificial escriba, cree falsas fotografías o lo que se te ocurra sin que ni un experto en el área respectiva sepa la diferencia, sólo será la imitación del estilo de alguien más, de una creación anterior, de un clásico,  porque lo clásico no es viejo, es solo lo digno a ser imitado, y una inteligencia sin un humano que siente, piensa y experimenta detrás, no podrá crear un clásico instantáneo, porque hace falta imaginación y criterio, una para sumar y una para restar, porque sin una, la otra no sabe cuándo parar o con que trabajar.


"La creatividad es una necesidad, no un lujo"







        Es por eso que entendiendo los riesgos, las posibilidades y los desafíos, abrazo la inteligencia artificial para seguir creando sin usarla como muleta sino como trampolín, sin olvidar que ningún ChatGpt reemplazará mis versos, pues salen de lo vivido, de lo celebrado, sufrido y de tantos sueños, porque el arte es alimento. La ciencia, las reglas y las certezas dan estructura a la existencia pero sin la comida literal y creativa, nada tiene objeto. 





        Asi que ahora sumado a Rodriguezfenix inicio un nuevo proyecto, RRContent (Relative Realism Content ) contenido de realismo relativo, porque así como la libertad es una de mis máximas junto al balance, también les acompaña la noción de que las certeza al igual que el control es una ilusión, la realidad como el tiempo está lleno de relatividad, está orientado, sujeto y definido por puntos de vistas, contextos, conocimientos e intenciones; y como demostró la ultima película de Christopher Nolan, Oppenheimer hay dos verdades: la artesania humana en su máxima expresión siempre sentara a gente en butacas y de buenas intenciones se hacen cosas atroces, porque mas importante que responder el como hacer algo es preguntarse si debe hacerse, y en este caso, mas que nunca, la Creatividad e inteligencia artificial son las dos caras de una misma moneda, en la economía actual, la economía de la atención.





    Teniendo en cuenta todo esto así como ha cambiado la forma en que comemos, nos transportamos y nos entretenemos, la educación no puede continuar en estructura como se ha mantenido desde hace mas de cien años, porque es el pilar de la sociedad y civilización, así que el estudiante no debe ser entrenado para memorizar, escoger en selección múltiple o hacer operaciones matemáticas simples, ya que la I.A puede ganarle o sustituirle en ese ámbito, a diferencia de un área que debe fortalecerse, desarrollarse y perfeccionarse: las habilidades sociales, las 3 C del almno (curiosidad, pensamiento critico y creatividad), y el trabajo en equipo con empatia, todo lo contrario a tareas repetitivas y rutinarias. Lo que es dificil para el humano es facil para la maquina y viceversa, lo mismo hay que tener en cuenta con el profesor del futuro, quien debe impartir una educacion que tenga equilibrio entre la libertad y firmeza frente a estas herramientas, abriendose al aprendizaje y aplicacion de ellas guiados por las 3 C del Maestro (Confianza, Conexion y Control). 


    La vida ahora es relacionarse, aprender, aplicar, pensar y soñar con corazón e inteligencia humana y artificial. 












Oppenheimer, el prometeo destructor de los mundos.


   Oppenheimer es una película que es cine en su máxima expresión y exploración del alma humana enfrentada con su propio intelecto entre el potencial, la ilusión de seguridad y control y el bien mayor.


Una obra que cómo lo mejor de Quentin Tarantino, Ridley Scott o Stanley Kubrick, te vuelve a enamorar como cinéfilo del cine como arte. Una artesanía Audiovisual. Christopher Nolan engranado y engrasado a un nivel impecable que yo no sentía desde Inception, es como si lo mejor de Dunkirk e Interstellar se conjugaran aquí con algo nuevo.


Visualmente imponente, Nolan de la mano del director de fotografía Hoyte van Hoytema (con quién trabaja desde Interstellar) pinta un cuadro donde exprime al máximo el lienzo Imax, nunca tanto primer plano y close up fueron más que simples acercamientos, son radiografías de un genio atormentado por su musa, su proceso y su creación. 



Cómo amante de la filmografía de Nolan y su dupla con Hans Zimmer, puedo decir que está vez, aprecie el aire de novedad en la música que dio Ludwig Göransson con su Score, este compositor promete (desde Creed, Tenet & Mandalorian lo hace) formar parte de las leyendas de bandas sonoras; se está ganado su lugar eventualmente junto a Hans Zimmer, Danny Elfman y quién sabe?... quizás(es un largo tal vez) John Williams.





"Me he convertido en la muerte, el destructor de los mundos"

Cillian Murphy en el papel que nació interpretar, el padre de la bomba atómica, un J. Robert Oppenheimer que a pesar de su creación y su vida privada cuestionable (a diferencia del gobierno norteamericano no me refiero a su postura política) logra reflejar a un hombre atormentado por una suerte de fantasmas, ideas, posibilidades, hipótesis y descubrimientos, que más que maravillarlo, lo atormentan. Un ser que sabe en el fondo que no porque algo pueda hacerse deba crearse, alguien, como la mayoría, que se mueve más que por su dilemas morales, por su naturaleza.



Antes de terminar no podía no hablar como fan de Robert Downey Jr, seguidor desde los tiempos de películas como Chaplin o Wonder Boys, de lo que agradezco verlo desempolvar su poder como actor más allá de Tony Stark. Aquí como Lewis Strauss, se devora la pantalla y es el contrapeso en el argumento que gira en torno a tantas preguntas en torno a una bomba y su botón: "funcionará?; debemos presionar el botón?"; y si explota "se conformará solo con su objetivo o arrasara con el mundo y todo a su paso?".


        Es un nivel de cine que cada vez se hace más escaso de poder disfrutar dónde más debe apreciarse el séptimo arte, en una sala de cine. Rica en un cast tan épico que me recordó a Saving Private Ryan y conspirativo como JFK; no terminas de extrañarte al ver a un actor que no sabías que verías pero que agradeces que forme parte del elenco cuando ya aparece otro. También evoca a Schindler's list con su aire casi documental. Un film que como toda la filmografía de Christopher Nolan, juega con el tiempo, a nivel metafórico y literal, una historia en 3 lineas temporales, con un juego del blanco y negro, el color, las sombras, los sonidos y silencios como solo lo haría un maestro. Un escalofriante tic tac, de un reloj de manecillas pesadas.

    Following sobre el engaño, Memento es sobre los recuerdos, como Insomnia de la culpa, Batman Begins de los miedos, The Prestige la obsesión, The Dark Knight el caos, Inception los sueños, The Dark Knight Rises el dolor, Interstellar el amor, Dunkirk la supervivencia, Tenet lo cíclico y Oppenheimer el genio y su tormento (el genio que sale de la botella y antes de volver a entrar quizás pueda romperla)Doce películas, doce horas en el reloj de la filmografía de Christopher Nolan, su obra inspirada por el tiempo y su relatividad.

Gracias Prometeo, tienes lamentos y agradecimientos al mismo tiempo.
Tu pecado, nuestro regalo de fuego
tormento en eco, por compartir o robar
el poder de Dioses entre humanos.
Jugar a crear a vida de la carne muerta
en el multiverso fue también tu legado
broma asesina, como la fe evitar guerra
al crear la arma más funesta. RR.





sábado, 1 de julio de 2023

Luz, Cámara y recuerdos. Bonus Track

Indiana Jones (1981 - 2023)

Si existen cuatro sinónimos perfectos para lo que es la Aventura en el cine, los cuatro serían: el nombre del personaje y universo creado por George Lucas: Indiana Jones; el score y  marcha compuesta y conducida por el Maestro John Williams (genio de bandas sonoras y de la música en general con su lugar en la historia) la cátedra en lenguaje cinematográfico para transmitir acción vibrante sin cortes en un cuadro, comedia física y  emotividad justa (en tantos abrazos, miradas sin palabras y tomas emblemáticas) de Steven Spielberg; y por último, no menos importante, pero si pieza clave, el actor que le dio vida, sudor, autenticidad,  personalidad y ahora hasta su vejez, Harrison Ford. 


        Cuatro hombres que nos han regalado tanto a quienes amamos el séptimo arte, los cinéfilos empedernidos, quienes encontramos paz y relax en una sala de cine, aquellos que podemos escuchar con audífonos una banda sonora completa de John Williams dándole mística a lo cotidiano, entre tareas de la casa, hacer ejercicio o ir al trabajo al ritmo del leitmotiv del Superman de Christopher Reeve, el tema sentimental de E.T, las notas terroríficas de Tiburón o las llenas de picardía de Catch Me If You can; melodías más allá de esta galaxia de Star Wars o la inocente magia de Harry Potter. Instrumentos interpretados con el corazón que con su sonido acarician al alma, nos entusiasman como tan fácil puede hacerlo un niño al hacer lo que disfruta, y muchas veces en la vida adulta, el entusiasmo se vuelve una palabra y una acción menospreciada y a la vez tan valiosa y sanadora.


Si algo nos ha enseñado el cine sobre la vida, es que todo parte de una idea, de un sueño, de querer solucionar o decir algo o sencillamente dar tributo y respeto; como el que tuvo George Lucas al idear al arqueólogo de látigo, sombrero y chaqueta de cuero, inspirado en los seriales y cortometrajes de cine de aventura de hace casi un siglo, una idea con entusiasmo sin mayor pretensión más que crear lo que te gusta disfrutar, el secreto y formula del éxito personal. Como una tormenta perfecta para la fortuna y gloria, la idea de pelicula de accion para pasarla bien, fue la mejor sugerencia que le pudo a dar Lucas a su amigo, Steven Spielberg, un director que en ese momento quería dirigir su versión de James Bond, pero que sabiamente para él y todo el resto del mundo, optó por complacer a su amigo.

Spielberg es un director que nuestra generación ha tenido la fortuna de disfrutar a lo largo de su filmografía en todas sus facetas, tan versátil en la gama de géneros y emociones que puede mostrar y generar en su audiencia, como su talento para saltar de extremos del espectro de secuencia a secuencia o hasta de estreno a estreno en un mismo año, como ocurrió en 1993 con Jurassic Park y Schindler’s List. Un cineasta que sabe dar humanidad a sus películas, porque eso es ser humano, la variedad, el contraste y contradicción, poder llorar en un momento trágico y luego reírnos sin parar por lo menos pensado. Así que nadie mejor que él para darle visión, concepto y ritmo a Henry Jones Jr, mejor conocido como Indiana Jones.


Un personaje que a pesar de lo heroico no es un héroe, sino un hombre común en medio de extraordinarias circunstancias, que desde niños nos mostraba el valor de conocer nuestra historia, la fuerza de salir de cada predicamento con ingenio, y quien nos enseñaba lo poderoso y salvavidas que era que a pesar de estar rodeado de personas enfermas de ambición, obsesión y el deseo corromper lo sagrado, no caía en esas tentaciones, pues veía su búsqueda por reliquias como una forma de salvar testamentos del tiempo y su registro, la historia. Con todo lo dicho, no ha existido en la historia del cine moderno y que ahora ve su fin para dar paso a algo nuevo, un actor que sepa retratar la crudeza y lo falible, la realidad en lo fantástico como Harrison Ford, el actor de personajes de acción, aventura o ciencia ficción, que no todas las peleas las ganó, que no ve problema en disparar contra un espadachín que jamas podria combatir, que sabe cuándo correr, que improvisa sobre la marcha y que antes que rendirse y entregar el tesoro al villano prefiere cortar un puente y jugársela.


Tres personajes de Harrison Ford me han acompañado en toda mi vida: Han Solo, Dick Deckard e Indiana Jones. Este último es fácil de entender porque es el predilecto del actor, pues es el personaje que durante su saga ha mostrado más aristas, su soberbia y sed de victoria en una suerte de carrera en Raiders of the Lost Ark, pasando por la oscuridad y compasión a la vez del Temple of Doom (segunda parte que en realidad cronológicamente en la historia es precuela) su vulnerabilidad y amor por su padre en The Last Crusade (para muchos es el final de una de las mejores trilogías de la historia, con el grupo a caballo galopando hacia el atardecer) transitando por ese momento en que los roles dan vueltas, el hijo se convierte en padre y lo conocido gira abriendo paso a lo imprevisto para bien y para mal de Kingdom of Crystal Skull; y ahora, con la última Dial of Destiny,  la reflexión de un hombre frente al tiempo, la vida que eligió vivir, las decisiones que dejó ir, las acciones con sus cicatrices y cambio de rumbo, y es que la vida es una historia escrita en un idioma que solo el tiempo puede traducir. La paradoja del arqueólogo convertido en reliquia. 


Doy las gracias a la primera Indiana, por inspirarme tanto cuando escribía mi libro Crónicas del Eterno Eco al punto que uno de los personajes principales de ese libro se llama “Mellock”, en honor a uno de los cazadores del Arca Perdida, mi tocayo Rene “Belloq. También en ese libro de fantasía hay todo un pasaje sobre un templo enterrado en la arena que emerge en medio de una batalla, como guiño a la Ciudad Tannis descrita en la película. Del Templo de la perdición (mí favorita durante mí adolescencia, imagino que por lo oscura, no en vano Lucas y Spielberg estaban transitando ambos sus respectivos divorcios) agradezco tres cosas; primero el intro Musical que cumplió el sueño de Spielberg que rompe y a la vez abre esa película, una canción en donde el amor fallido de Jones pero el certero de Spielberg (la protagonista termino siendo la esposa del director hasta la fecha) es como su título "Everything goes"; segundo a Short Round, un personaje que nos representaba como niños que anhelamos poder acompañar en una aventura a Indy sin ser un lastre o cómic relief, un papel interpretado por Ke Huy Quan, un actor que es entusiasmo y positividad pura y merecidamente ha vuelto al cine con la ganadora del Oscar Everything Everywhere All At Once; y en tercero lugar  la clasificación en el Cine para Mayores de 13 años que nació con  la segunda entrega de la saga, y es que en 1984 Indiana Jones y los Gremlins obligaron a que la industria del Cine mundial encontrara un punto medio entre el cine infantil y el adulto, y así nació el cine adolescente; la generación de los 80 y 90 se lo agradece. 



Con la Última Cruzada, siento una debilidad y amor especial, al recordarme siempre a mi padre, una remembranza que acompaña al gusto de disfrutar de una de las mejores parejas, gracias a una química imparable, que fue la dupla de Harrison Ford con Sean Connery (irónicamente casi una película de James Bond nos arrebata a Spielberg como director, pero justo el Bond original nos regaló a Henry Jones; mejor padre imposible para “Junior” alias Indiana)  un intercambio de diálogos, tal cual contrapunteo perfecto, escenas que danzan entre la comedia física y el drama, miradas que conmueven y que nos recuerdan que por mucho que hayamos crecido, nuestros padres siempre nos verán como niños y por esa noción,  nuestra vulnerabilidad aflora, a veces disfrazada de frustración y rabia, y otras de alegría, aprendizaje y amor. 

En cuanto a la Calavera de Cristal, bueno digamos que no llegó al extremo de la mayoría de llegar al punto de odiarla, porque Indy en cierta forma sentimentalmente forma parte de las eras de Star Wars, no en vano comparten a su creador. Así como las tres primeras, clásicos y obras maestra de la aventura y el cine, acompañaron en paralelo a los estrenos de la trilogía original de la saga Skywalker, era lógico, que cuando se estrenaron las precuelas  entre 1999 y buena parte del 2000, que Harrison Ford volviera por una aventura mas, en una supuesta despedida en ese momento, y ahora de nuevo cuando Star Wars cerró finalmente la historia de los personajes con la que iniciaron en 1977 (el Doctor Jones es un hombre de despedidas, lleva tres con la que se estrena este año, el es una suerte de Soda Stereo) De esa película no me detendré en lo malo pues se ha hablado hasta la saciedad, yo rescato su banda sonora, la secuencia en la Area 51, los guiños a American Graffiti(la película pre Star Wars de George Lucas) y el tributo al concepto original de Volver al futuro, una máquina del tiempo hecha a partir de una nevera que viaja con la energía de una explosión nuclear.


Hemos llegado al final de una era, del cine con el que creció mi generación y que inició hace una década atrás una ola de nostalgia de poder volver a ver a nuestros héroes en muchos casos literalmente en su interno ocaso, enfrentados al presente, buscando seguir siendo útiles, más allá de su legado, personajes sin el felices para siempre, reflexivos sobre sus vidas ficticias, que a la vez son tan reales para nosotros que en muchas veces nos vemos reflejados en ellas a pesar de la fantasía. Frases que siempre llevaré conmigo:

“A veces cuando amas a alguien debes ser un extraño”

“No son los años cariño, sino el kilometraje”


y el simple pero certero “Lo se”      Fue agridulce disfrutar de la última película de Indiana Jones, un viaje por los sábados por la mañana viendo sus película en televisión cuando era niño, disfrutar tomando un trago años después escuchando la música de John Williams y ahora cerrando un circulo que inicio hace más de 40 años y preparándome para lo que el cine ahora traiga consigo más allá de lo conocido. Siempre ha existido una fijación por las máquinas del tiempo, una mezcla entre nostalgia, realidades alternativas, descubrimiento y arrepentimiento(no es casualidad que The Flash & Dial of Destiny, las últimas dos películas que se montan en esta ola de remembranza sean sobre viajes al pasado), pero a pesar de que es bueno visitar el pasado de vez en cuando, vivir en la nostalgia es tan peligroso como la ansiedad frente al incierto futuro. Curiosamente, la película sobre viajes en el tiempo más famosa de la historia, Back to the Future, deja intacto su legado, libre de remakes, reboots o nuevas secuelas, integridad que siempre agradeceré a sus creadores, Robert Zemeckis y Bob Vale, pues hay cosas preciadas que es mejor dejar como estaban, no hace falta nada más, son perfectas incluso en lo que no lo son.

Arte House Bear

Ahora es tiempo de vivir el hoy, porque siempre es hoy, es lo que tenemos cuando lo vivimos con conciencia, en el presente vive nuestro cuerpo y al vivirlo, solo así será el mañana sea con sus aciertos y reveces, un buen recuerdo; y es por esto, que para mí del océano de secuelas 15, 20 o 30 años después, solo trascienden excepciones como Creed, Mad Max Fury Road, Blade Runner 2049, Last Jedi, Top Gun Maverick, porque son producciones que están más del lado del hoy que del ayer, de romper y crear, que de repetir, pues solo encerradas en el ayer, se vuelven fotografías de viajes y no aventuras en si mismas, que jamás podrán saciar expectativas imposibles, marcadas así por la necedad de querer replicar una emoción ya vivida, cuando hay tanta oportunidad en el mundo para aprovechar las experiencias pasadas para sacarle más el jugo a cada oportunidad de un nuevo día.

Así llega el fin de este recorrido por 10 películas (como dije al principio quizás 11) que me han acompañado a lo largo de mí vida. Seguramente existirá un "Luz, Cámara y recuerdos # 12 o 13, pero tendrán que esperar un par de años, y darle tiempo al tiempo de que me sorprenda con nuevas experiencias y películas.

Gracias por acompañarme en este viaje, gracias totales por leerme.




Aquí les dejo "una" película por año de vida
1982: Blade Runner
1983: Return of the Jedi
1984: The Karate Kid 
1985: Back to the Future
1986: Aliens
1987: Robocop/Predator 
1988: Die Hard
1989: Batman/Last Crusade 
1990: Goodfellas 
1991: T2
1992: Batman Returns 
1993: Jurassic Park
1994: Pulp Ficción/Shawshank Redemption


1995: Heat/Sev7n
1996: Trainspotting
1997: Gattaca
1998: Saving private Ryan
1999: Fight Club/ The Matrix
2000: High Fidelity
2001: Lord of the Rings/Donnie Darko
2002: Catch Me If You Can
2003: Kill Bill
2004: Spiderman 2
2005: Revenge of the Sith/Batman Begins
2006: The Prestige/The Departed
2007: American Gángster
2008: The Dark Knight


2009: Inglourious Basterds
2010: Inception
2011: Deathly Hallows 
2012: Skyfall
2013: Prisoners/Rush
2014: Birdman
2015: Mad Max Fury Road
2016: Sing Street 
2017: Logan/Blade Runner 2049
2018: Hereditary
2019: End Game
2020: Invisible Man 
2021: The Last Duel
2022: The Batman
2024: Dune Part II



domingo, 18 de junio de 2023

Luz, Camara y recuerdos. Parte 10 (Final) The Flash y DC en el Cine

The Flash (2023)  



Rumbo a 5 años fuera de mi país con todo lo dejado atrás, por falta de lugar en dos maletas, puedo decir que lo que más extraño en lo material, es mi colección de películas y discos en físico. Ahora resulta extraño hablarle a alguien sobre querer invertir en una videoteca, pero nada como tener en tus manos una película, cuidar su empaque y disfrutarla al máximo de su calidad de sonido y resolución sin depender de un buen Internet o de su popularidad para su permanencia en un catálogo de streaming, y es que la música y películas en apps son como los masters para los músicos(arte que nunca será tuyo) A diferencia de una casa hipotecada que al terminar de pagar pasa de ser del banco a ser tu propiedad; con el formato físico pasa lo mismo, lo pagas, es tuyo, estará contigo mientras lo cuides (como todo en la vida), en cambio lo virtual, es efímero, a un click de distancia es fácil darlo por sentado y no valorarlo o sencillamente con menos trabajo para verlo más fácil descartar e ir al siguiente “contenido”. Además es el tema de depender de una suscripción, de la existencia de una aplicación y de la vigencia y vistas de la obra en cuestión, es algo rentado, prestado, solo que no tienes que rebobinarlo antes de entregarlo, pero puede desaparecer para siempre en el momento menos pensado fuera de tu control. 





        Teniendo todo eso en cuenta, la saga de Batman, volverá a estar en mi repisa, siempre encuentro en ella algo nuevo, y también, es como dejar de depender de tener tus momentos encerrado en una red social o en la memoria de tu teléfono, sino libres en el mundo físico, fotografías palpables luego de ser impresas y felices decorando un porta retrato, para así poder tener esos instantes importantes a tu vista y alcance, como un disco que te provoca al tenerlo en tus manos escucharlo completo, más allá de los sencillos o tus canciones favoritas. El mismo principio del libro tradicional vs el digital; el primero es más tuyo, lo quieres cuidar y está ese roce de tus dedos con las paginas, es poder leerlo libre de dispositivos sentado en la grama de una plaza, es libertad y simpleza. Como diría Charly García sobre el vinilo, “la música es fricción, la aguja acariciando el acetato”. Lo inherente en lo que puedes percibir con el tacto.

        Algo adicional de tener una película en físico, aparte del arte de su empaque o caratula, son sus extras: amo un buen documental tras cámaras, las joyas como Indiana Jones, Jurassic Park y Back to the Future, tienen historias detrás de bambalinas que son igual de interesantes que las propias películas en sí mismas. Por ejemplo la aventura de Marty Mcfly contaba con Eric Stoltz en vez de Michael J Fox como protagonista en principio hasta el inevitable y milagroso recast. 



    Para mi los dramas detras de camaras, los afortunados accidentes y analizar películas y su impacto o permanencia en el tiempo, son aspectos que uso como anteojos para mi visión de la vida misma, pues así como hay artistas y cineastas que a pesar de su talento sus obras no son apreciadas (es contigo Gattaca) muchos llegan a la cima para luego caer al olvido, y muchos tienen la oportunidad de un regreso y reinvención. Lo mismo con lo inútil de la obsesión por la perfección, la existencia es manejarse con las herramientas que se cuentan de la mejor manera, es como Spielberg apoyado en la partitura de John Williams gracias a su fallido falso tiburón; de las carencias brota la creatividad.

    Otra analogía es la de esos recuerdos que optamos por olvidar, esos momentos que sin ser secretos preferimos no mencionarlos porque no aportan nada, incluso pueden llegar a restar, lo mismo pasa,  con las escenas cortadas, la mayoría de las veces se entiende su exclusión, pero en otras son evidencias del crimen, de haberle negado a un film la posibilidad de ser mucho mejor. En ocasiones también pasa cuando alguien de nuestro pasado nos ayuda a recordar una escena vivida que nos hace revaluar una experiencia que creíamos aburrida o dolorosa. 

        Recuerdo hace diez años cuando junto a mi amigo Felipe(fan acérrimo de Superman como yo de Batman) luego de un despecho electoral y nacional y una tarde de escuchar discos de acetato de Soda Stereo y Sentimiento Muerto, decidimos drenar nuestra frustración política como venezolanos, haciendo lo que compartimos como terapia, crear y hablar de lo que amamos. Así que ideamos dos podcast (Todocinefansradio & Vinilo en español) y como bonus track, decidimos hacer algo más, para calmar la ansiedad por querer ver ya Man of Steel, la nueva versión de Superman, que tendría ese toque oscuro y “real” que le había dado Christopher Nolan a Batman en The Dark Knight(digamos lo más factible que se puede plantear a un hombre vestido de murciélago y otro alienígena buena onda que vuela y dispara rayos de calor con sus ojos) Así que allí estábamos una caja de cerveza después, sentados reeditando en mi computadora Superman Returns del 2006.




En nuestra versión de Superman Returns con sus respetos a Bryan Singer, el director de dos de mis películas favoritas de X Men: X2 & Days of Future Past; salvamos de sus buenas intenciones (sabemos que de ellas también salen cosas atroces) una producción enferma de nostalgia por la mística de Christopher Reeve, y es que, ahora más que nunca que todas las producciones están infectas y sustentadas en nostalgia, es claro, que la nostalgia sola no solo no puede justificar una película sino que tiene que ser el armazón o la cereza de algo más, la extensión de la remembranza, como por ejemplo una observación novedosa del personaje como la que hizo Quentin Tarantino en Kill Bill.


“Batman es en realidad Bruce Wayne, Spider Man es en realidad Peter Parker. Cuando ese personaje se despierta por la mañana, es Peter Parker. Tiene que ponerse un traje para convertirse en Spiderman, y es en esa característica en la que Superman se queda solo. Superman no se convirtió en Superman.Superman nació Superman. Cuando Superman se despierta por la mañana, es Superman. Su alter ego es Clark Kent. Su traje con la gran S roja es la manta en la que estaba envuelto de bebé cuando los Kent lo encontraron. Esa es su ropa. Lo que lleva Kent; las gafas, el traje de negocios... ese es el disfraz. Ese es el disfraz que Superman lleva para mezclarse con nosotros. Clark Kent es como Superman nos ve, ¿y cuáles son las características de Clark Kent? Es débil, inseguro de sí mismo, cobarde. Clark Kent es la crítica de Superman a toda la raza humana”.



Así que con lo que existía y como pudimos cortamos grasa y redundancia e incluimos una de esas evidencias de crimen, la escena eliminada del Superman de Brandon Routh visitando los restos de su planeta Krypton; redujimos también el metraje de dos horas y media a 120 minutos, cambiamos el orden de escenas, creamos elipsis donde nos las había y eliminamos la subtrama del hijo que desconocía tener con una desmemoriada Lois Lane, amalgamando mejor esta historia con las versiones de Richard Donner de Superman 1 & 2 (que en  realidad es una gran película partida en dos).  


        Snyder se atrevió años antes, con éxito en mi opinión, a adaptar en el 2009 a la mejor novela gráfica de la historia, Watchmen, un comic que es una obra literaria, a la altura de lo que se te ocurra: Quijote, Rayuela o 100 Años de Soledad. Para luego con Man of Steel jugar con un estilo visual que era una suerte de mezcla entre los directores Terrence Malick y Christopher Nolan junto a su estética propia. Slow Motion, colores desaturados, alegorías religiosas (su trilogía de Superman es básicamente: Pasión, muerte y resurrección) y una banda sonora de la mano de Hans Zimmer, que logró lo imposible, igualar, sino superar, al leitmotiv de John Williams. No puedo no resaltar, que a pesar de que es una genialidad el General Zod de Terence Stamp, la versión de ese personaje que hizo el actor Michael Shannon le imprimió lógica y humanidad (es extraterrestre, pero bueno ustedes me entienden) dentro de su accionar despiadado y brutal. Un ser cuyo propósito es la protección de su pueblo, que se encuentra sin planeta, con su civilización extinta y con la posibilidad de traerlos de vuelta. Cómo no entender su motivación si la vida sin propósito es respirar en la nada misma.



El director siguió su visión del universo expandido de DC con la continuación de Man of Steel, Batman v Superman, cuya versión extendida, un Director Cut titulado Batman v Superman Ultimate Edition, corroboran lo que les hablaba antes sobre las evidencias de crimen, las escenas cortadas que nunca debieron ser eliminadas, y es que esa película con 30 minutos adicionales, es años luz mejor que el Frankenstein mal montado que fue la versión que decidieron estrenar en el cine en el 2016. Para finalmente cerrar su trilogía con uno de los casos con mayor drama tras cámaras en la historia de Hollywood.











Sin ser supersticioso (bueno solo un poco) no se puede tapar el sol con un dedo, Superman y sus películas y varios de los actores que lo han interpretado han estado vinculados a complicaciones, polémicas, misterio y tragedias. Por citar algunos: la misteriosa muerte de George Reeves, el Superman de la serie de los 50 que curiosamente fue interpretado por un Batman, Ben Affleck, en la película sobre su asesinato sin resolver; tenemos también el devastador accidente de Christopher Reeve que lo ato a una silla de ruedas con respiración asistida; la injusticia que fue que le quitaran Superman II a su director Richard Donner para dársela a otro quien con solo eliminar algunas escenas e incluir otras se robo el crédito, cuando el primero había logrado la titánica tarea de hacer que la audiencia de los 70 creyera que un hombre pudiera volar, además de rodar en su mayoría de forma continua la primera y segunda parte de la historia, estrenadas en 1978 y 1980 respectivamente.


No fue hasta el 2006 que se reparó ese error y se le permitió a Donner hacer el montaje que originalmente estaba planteado, incluyendo la inclusión de Marlon Brando. Cabe también mencionar, el intento fallido de filmación de una película sobre el último hijo de Krypton bajo la dirección de Tim Burton y con Nicolas Cage como Clark Kent/Kal El, la misma fue cancelada a días de empezar su producción, y de ella, solo queda un documental de como no se hizo, algunos videos de preproducción con pruebas de vestuario, conceptos de arte, y un par de fotografías de Nicolas Cage con su super traje. No puedo no mencionar que Cage nos dejo un bizarro seudo Batman a los Adam West bien psicopata en Kick Ass.






Todo este recorrido histórico desastroso nos trae al descalabro que fue el cierre de la trilogía del Hombre de Acero, el Superman de Zack Snyder, la película Justice League, un film que tuvo interferencia del Estudio desde el dia uno, por las malas reacciones a la entrega anterior de la saga y por esas ganas estupidas de querer igualarse al Marvel de los Avengers y no ir más por la ruta de ofrecer otra cosa, de diferenciarse, de ser originales. Lo de la Warner con Zack Snyder fue como contratar a M. NIght Shyamalan y no esperar un plot twist al final o a Wes Anderson y pretender que no sea peculiar y colorido. Como si no fuese suficiente esa tensa situación se mezcló con la triste noticia del suicidio de la hija del director; una muerte temprana, sin sentido y desgarradora para sus padres (Director y Productora del film) los cuales se vieron obligados a dejar en otras manos la post producción, estreno y crédito de su obra.



No sería hasta Marzo del 2021, casi 3 años y medio después, en medio de la pandemia y gracias a una campaña de hashtags y redes sociales, en el contexto del auge de las plataformas de streaming como Netflix, que el Estudio accedió a hacer lo justo para Zack Snyder y lo conveniente para ellos en ese momento en que el mundo permanencia encerrado en casa y necesitaba saciar su gula de contenido(por mucho que lo ame y sea un arte, el cine también es un negocio, es Show Business no Show Friends) lo importante al final fue que Snyder pudo editar su película sin preocuparse por la duración del metraje, y así con 4 horas culminó su visión de los Dioses de la mitología moderna, en vez de Zeus, Hades, Atena o Poseidon, era el tiempo de Superman, Batman, Wonder Woman, Aquaman, Cyborg y Flash (Green Lantern tuvo que esperar su momento en Superman de James Gunn en el 2025, una película que muestra que asi como el Superman de Richard Donner inspiró la estética saturada y casi campy del Spider-Man de Sam Raimi, ahora el director de Guardianes de la Galaxia toma elementos visuales y narrativos de Raimi, cerrando el círculo )




    Como buen fan de DC y de la Justicia para los realizadores, hice coincidir la publicación de mi segundo libro, el poemario 100 Fragmentos de un ojo gris con el estreno de Zack Snyder’s Justice League. Y así llegamos a este 2023, lleno de lo que tanto se ha permeado en las carteleras de cine desde el estreno del Episodio VII de Star Wars, The Force Awakens, la nostalgia. Volver a ver a Harrison Ford como Han Solo 30 años después en el 2015 y ahora como un deja vu a 1989, año en el que tuvimos algunos la fortuna de ver en una sala de cine a Indiana Jones y la Última Cruzada y a Batman, ahora tendremos este Junio, otra vez a Harrison Ford como el legendario arqueólogo con látigo y sombrero y a Michael Keaton como el caballero oscuro estilo Tim Burton.




Una máquina del tiempo, en dos entradas para el cine, un Delorean en el que viajamos junto a nuestros actores y héroes, a un tiempo en el que nuestra única preocupación era asistir al estreno de una película. Me siento afortunado de haber sido un niño de los 80, haber crecido en mi década favorita, los 90, y vivir ahora como adulto, en estos tiempos en los que el presente está lleno de tanto futuro. Disfruto cada adelanto tecnológico que parecía fantasía o ciencia ficción hace 20 años y a la vez extraño la simpleza del mundo análogo, la inocencia como la de aquella serie noventosa que me presentó al superhéroe escarlata, al mejor speedster, Flash.





        Por mucho tiempo creí que el primer episodio de esa serie era una película, pues en los videoclubs de Maracaibo, alquilaban como tal lo que en realidad era un piloto largo de una serie que solo duró un temporada, pero que perduró en mi memoria; no se si fue el carisma del protagonista, la música casi reciclada de Batman que compuso para Flash Danny Elfman o sencillamente que en esa época cualquier adaptación de cómics era un milagro, la década de TMNT, Batman Returns y The Crow. No seria hasta el 2014 en el que finalmente tuvimos los fans, de quien que para mi es el mejor heroe de DC después de Batman y Superman, lo más cercano a una versión decente con la serie de CW, The Flash, gracias a Grant Gustin, un actor que supo capturar las características que lo separan del resto de los miembros de La Liga de la Justicia, su humor, humanidad en sus errores y mucha calidez y compasión. Es difícil no identificarse con un metahumano que más que correr rápido puede viajar en el tiempo, cambiar el pasado y evitar acontecimientos dolorosos, como lo fue, el asesinato de su madre, que no solo significaba crecer sin ella, sino que ademas, al ser injustamente su padre inculpado por el crimen, era perderlos a los dos al mismo tiempo.

Una vez me preguntaron hipotética y figurativamente que si mi vida fuese una carta, y pudiera meterla de vuelta en el mazo y sacar otro naipe al azar del resultado, que haría?... Mi respuesta fue que no, no solo porque no tengo control en si esa realidad alternativa seria mejor o peor que la mia actual, sino que somos la suma de nuestros aciertos y errores, de lo ganado y perdido, de las experiencias, así que, no le veía caso, a diferencia de Barry Allen, ya que para Flash no había mucho que pensar a pesar de los riesgos, si se podía viajar por el tiempo y evitar el asesinato de su madre. El efecto dominó no se puede evitar por mucho que sea una acción hecha con una buena intención.




A propósito de realidades alternativas, de haber adaptado el cómic Flashpoint más fielmente y teniendo en cuenta que Jeffrey Dean Morgan (Negan en Walking Dead y Comedian en Watchmen) interpretó en el Snyderverse a Thomas Wayne, lo habríamos tenido en el presente alterado por Flash al salvar a su madre, como el Batman en la realidad en la que en vez de morir los padres de Bruce Wayne fue el niño quien lo hizo frente a sus padres a manos de un ladrón, lo que desencadenó en que su padre se convirtiera en un Batman vengativo y armado incluso con pistolas, que se tiene que enfrentar con Martha Wayne, su esposa convertida en el Joker.




Ha existido desde el libro y película La Maquina del Tiempo, una fijación en cambiar el pasado, evitar nuestros arrepentimientos, creando encrucijadas, intercepciones inevitables, multiversos y paradojas. Desde Back to The Future, Terminator, Twelve Monkeys, Looper, Avengers End Game y la recién estrenada (después de años de espera) The FLash; una película que adapta la historia de comics Flashpoint, una historia compleja en la que al salvar a su madre Barry desencadena una realidad alternativa donde el mundo estaba a merced de una guerra entre seres con superpoderes. Pero como diría Nora Allen, la madre de Barry (la insuperable Maribel Verdú cantando Pedro Navaja, dueña de unos ojos de madre llenos de ternura)"hay problemas que no tienen solución", es aceptar nuestras cicatrices y aprender de ellas sin que nos definan, pues el dolor y lo imposible, los villanos de nuestra historia, son nuestras llaves para evolucionar.






Lo que sentí fue maravilloso, mas allá de sus defectos (como los que tiene cualquier creación humana, ya que, que es perfecto en la vida?) al presenciar una suerte de digna despedida del Batman de Ben Affleck y Michael Keaton, dos actores que no tuvieron la oportunidad de cerrar sus historias en una trilogía, fue indescriptible, un epílogo al universo de DC iniciado hace una década atrás. Ni hablar en profundidad de lo que evoco a nivel personal escuchar la banda sonora del Batman de Tim Burton, el film que inició este recorrido por las películas que me han dejado una marca a lo largo de mi vida, en el caso del film de 1989 de Michael Keaton fue ese lazo con mi padre, y ahora con The Flash con esa escena final entre Barry Allen (Ezra Miller) y su madre (Maribel Verdú), se cierra el circulo, esas lineas de dialogo, por siempre me conectaran con mi madre.

Nora: Te Amo
Barry: Yo te amo mas
Nora: Yo te ame primero 

Es irrebatible ese argumento, esa afirmación: yo te ame primero. Una madre es capaz de amarnos antes de existir, de regalarnos ese don de combinar en una caricia, una palabra, un beso o incluso en silencios y miradas: amor, protección y compasión. Gracias a mi padre amo el cine, la lectura y anhelo seguir su ejemplo, pero le agradezco a mi madre, cada sentimiento que tengo, el deseo de siempre aprender a perdonar, y perdonarme, de intentar ser más gentil, de escribir y con mis palabras ayudar antes que herir. Gracias por amarme primero.