miércoles, 28 de octubre de 2020

El hombre sin rostro




Toda una oportunidad y experiencia poder adaptar mí primera novela (cronológicamente escrita pero no así en publicación) a radionovela con actores y locutores que prestaron su voz y talento. 

"Sueño y pesadilla" fue escrita en el 2001 y su adaptación, titulada "El hombre sin rostro" se convirtió en mí trabajo de grado para optar al título de Licenciado en Comunicación Social.




Está versión fue producida entre 2003 & 2004  junto a Luis Acuña, amigo y compañero de tesis, con quién logré resumir dicha historia a 4 episodios en audio.

Antes de publicar "Crónicas del eterno eco" en el 2018 todo mí trabajo literario se encontraba en 7 archivos de word que prácticamente solo leía yo. Por toda una década en la que me mantuve en pausa de escribir y ni pensaba en publicar, está radionovela me brindaba el alivio de ser esa  obra propia que pudo ver la luz, una creación desde cero en una página en blanco y que logré compartir y recibir una opinión (que justo hace 20 años fue la de la máxima nota y la Mención Académica de Publicación) 








Hoy, el Hombre sin rostro junto a Crónicas, Los hijos pérdidos, La primera década y Fragmentos,  conforma mí Multiverso, el cuál próximamente incluirá a Existencias Ajenas y sus 3 Volúmenes; y ahora también gracias a la inteligencia artificial puede recrear está producción como Storyboards animados.




EL HOMBRE SIN ROSTRO Spotify

El Hombre sin Rostro Storyboards I

El Hombre sin Rostro Storyboards II








jueves, 1 de octubre de 2020

La primera década después de la última pandemia.




Capitulo 1

"Dónde quisieras estar en la próxima pandemia?"

Un mundo de mascarillas y desinfectantes.

Los alter egos en redes sociales se volvieron personas con el rostro al descubierto. El resto aprendió a identificarse solo con sus ojos y el movimiento bajo sus mascarillas y anteojos

Las reuniones por video llamadas, la nueva zona de confort, entre más virtual, más responsable. Muchos quedaron con la fobia a las interacciones para evitar enfermarse.

Octubre 2030

Pasaban los años entre el alivio para quienes creían que lo vivido y perdido no se repetiría, y la coherencia según otros de pensar, que sería cuestión de tiempo para que la enfermedad y paranoia regresara incluso de maneras nuevas.

Igual ella seguía buscando a quien saber hacía lo mismo de vuelta. Lo que buscas te está buscando dijo un sabio, solo déjate encontrar.

Mientras él con el mismo miedo, de sufrir de arrepentimiento, de contagio, de no coincidir espacio/tiempo o en anticuerpos, el terror al desperdicio de momentos buenos frente al teléfono por instantes huecos frente a otro cuerpo. De las náuseas por ansiar que todo fluya, ausencia romántica, esa que hacen a dos uno y no piezas que no encajan, solo se esfuerzan a estar entre si acompañadas.

Sin temor a la no química, a lo físico, al contagio, al no saber que hacer cuando el mínimo contacto se sienta al máximo... ellos dos prefirieron equivocarse.

Capítulo 2

Quién leerá mí biografía?...  Él se pregunto enajenado con la tristeza que se retroalimenta.

Entre logros y vivencias impalpables, descartables, y reemplazables.

Él se sentía hastiado de las aplicaciones y sus actualizaciones para una relativa mejor interacción, falsas promesas de mayor contacto, más inmediatez y conexión.

Oxidado en el arte de socializar más allá de dar un like, enviar stickers y reducir todo a un meme. Con anemia de abrazos, sediento de un beso bien dado.

Pero a la vez, en su eterna paradoja de desear lo mismo que le causaba rechazo. Con el terror latente a sufrir de nuevos ataques de pánico al estar frente a otro humano. El deseo de lavarse las manos, la ansiedad después de un apretón de manos y el sudor frío con el solo sonido de una tos o estornudo de un amigo o extraño.

Intentos frustrados de estar cómodo en reuniones dónde hasta un tono de voz alto o poco armónico podía irritarlo. Gente hablando al mismo tiempo o la cacofonía de un ambiente transitado, le hacía sufrir de la fobia a no poder tan solo desaparecer al cerrar con un click su sesión. Miedo al saber que en carne y hueso no hay pantallas que apagar o micrófonos que silenciar, pero si, la obligación de dar una excusa y explicación para querer estar solo sin parecer un loco, inadaptado y asustado. 

En un mundo donde encajar e influenciar a diario lo es todo, querer ser una isla libre  de Wifi resultaba un tanto raro. 

Paranoico, incluso víctima de las últimas teorías de conspiración, al creer que quizás la vacuna inoculó en él la enfermedad de la soledad e insomnio sin antídoto, la eterna angustia, el irreparable vacío. Se Sentía como corriendo sobre la superficie de un lago, sin querer sumergirse, flotando sin saber cómo sus pies se elevaban sobre el agua, piernas suspendidas querían mojarse, nadar y dejar de volar secas y aisladas. 

Y allí, a la vista, cómo lo que menos encuentras cuando escudriñas, y que aparece después de dejar de buscar, estaba ella en la orilla de esa isla que él tanto anhelaba, con sus manos sumergidas por completo en el agua, saludando a la victoria de los náufragos... no perder la cordura en espera de otro barco. 

Capitulo 3

 Aburrí los lugares, del sofá a la cama, de la sala a la terraza, enterrando mí tristeza en maquillaje, sin salir de casa, grabando tutoriales para mí canal de YouTube. Se dijo así misma ella, diez años atrás, en el año de las pausas, de los finales y el mientras tanto. Una década pasó entre live de instagram, post de su canal de YouTube, y muchas horas de podcast y playlist de Spotify.


Ella sintió que ya no tenía fuerzas, que cada paso era una espina que se clavaba en sus piernas. Pero lo logró, surfeo la ola y sobrevivió después de muchas videollamadas de terapia. Era el 2030 y sentía esa sensación amarga y familiar un dejavu. En su rebeldía de anhelar una real conexión.



Aferrada a un sueño, a un propósito, a un nexo entre tanto ensayo y error, buscando en cada nuevo emprendimiento, el fulano éxito, llenar el vacío de no sentirse plena. La cura al sentir truncado de expresion y liberación...

La Fórmula perfecta no existía, ella lo sabía...nada era perfecto... menos el compañero y complemento idealizado, intachable... El Mal para los perfeccionistas en estos días... Hay que encontrar el aliento ...


De encontrar lo nuevo, el cambio, el antídoto a lo muerto dentro de la vida


A veces quiere llorar y quedarse en su cama sin moverse, otros días ansiosa por salir a correr en un bosque interminable y exageradamente verde... dejar que se pasen los días.


 "Pero esto es más fuerte que yo... " pensaba en ecos eternos en silencio.

Ese silencio que quiere rendir cuentas ni sabe aún queriendo dar una explicación. No todo se debe justificar ni confesar. Secretos para no molestar.

Innecesarios argumentos para revelar.

Pensaba en sus padres, cuánto se amaban en apariencia, en fotografías de Facebook. Hasta ese 2020 que como una lupa todo lo amplifico. El despido de su papá, el resentimiento acumulado de su madre, una combustión en potencia que redundo de pelea en pelea hasta ser separación.

Se vendía alegre, optimista y siempre exudando buen gusto coquetería, pero bajo la superficie, existía una rabia secreta, un rencor incluso a aquellos que ella en redes seguía. Pensaba en su abuela, víctima de una amiga creyente en teorías de conspiración, que sin lavarse las manos, en protesta contra el nuevo orden mundial, sencillamente la saludó, su abu se contagio y no la pudo contar.


Mucha impotencia, como esa que daba al escuchar a la ahora extinta OMS, esa que invita a gritar, a golpear la pared y romper el vidrio. Destrucción que no dañe a nadie, para ella era la idea más justa y terapéutica.


Gritando al vacío del viento sin grillos ni pajaros que cantan al amanecer, armando de sus retazos, una obra de arte, "y que lo viejo el mar se lo lleve" deseaba tanto, "para cuando el momento justo llegue", su mantra, su zen y calma, la marea que se va y vuelve, disipe lo vivido para abrirse al abismo de lo desconocido, lo incierto con su promesa de distinto. Soltar, dejar ir, esa idea de lo que debió ser, de lo merecido, de lo que no fue, el ancla, que pesa, que arrastra y detiene, sin dejar que el no tiempo, el no lugar, se trague su rabia. Para poder volver a nacer, después de morir un poquito todos los días.

La auto crueldad que todo lo erosiona, las expectativas imposibles, dañinos patrones , adictos y tan dañinos. Estaba a punto de terminar. Cuando lo vio a el, prófugo como ella de lo que se espera, de la.vida que alguien más diseña.

Intermedio

Una puerta sin llave nos separa 
de quienes extrañan nuestros abrazos. 
No estan encerrados en muchos casos,
es la mejor decisión tomada con dolor de estar alejados con el deseo de un beso, para protegerlos de un mayor daño.
Estar cerca sin tocarlos, es el mayor amor y afecto en tiempos de contagio. Nada será igual, ningun gesto de cariño se volverá a dar por sentado. Como volver a despreciar un sincero apretón de manos, el roce con cariño en la mejilla de otros labios?. A veces cuando amas a alguien y quieres protegerlo debes mantenerte lejos y ser un extraño.



Capitulo 4

Noviembre 2030

Èl estaba en la estación de subte, deslizando sus dedos entre elección y descarte, en una nueva aplicación de citas en su teléfono. Era su día libre en su trabajo como delivery. 

Ella lo observaba, desde que él entro al vagón en el que viajaba hace casi una hora después de una caminata semanal en una plaza, a dos metros de distancia ella nadaba en aquella ajena pantalla de celular, separación obligatoria entre dos desconocidos, un protocolo que se mantenía desde la última pandemia china, para prevenir algún potencial contagio a cualquier nuevo e inminente virus. 

Ella lo espiaba de regreso a casa cuando él pasaba de foto a foto, entre mujeres con tatuajes, otras posando con audífonos, algunas leyendo un libro, acompañadas con un perro, un gato o ambos, tantas en trajes de baño, como BIOS de redes sociales que se creían trascendentales y originales. Ella se sonreía al saber que hacía lo mismo en casa, en sus recesos cuando trabajaba a salvo desde su computadora a distancia.

Usar el celular en una reunión era señal de apatía y mala educación, pero se volvió después del corona, para muchos, en la única opción. 

La aplicación Alwaysmatch buscaba compatibilidad en otros usuarios de forma inmediata y con una permanente actualización de base de datos. El algoritmo medía constantemente lo que decias en voz alta, lo que hacias en público y en privado. 

Lo escrito, lo borrado, buscando patrones, conductas impertectibles incluso para quién usaba la aplicación. Y así, alguien podía estar con un candidato seleccionado, supuestamente The one, el indicado hasta que el celular dijera lo contrario, pues si algo no salia como debería en una cita, al instante Alwaysmatch buscaría a otro aspirante en el mismo lugar donde estaba quien usaba la aplicación, con una potencial pareja. En simultáneo experimentabas conocer a alguien, lo evaluabas y se te presentaban nuevas opciones. Alternativas dadas por la inteligencia artificial siempre activa en el dispositivo incluso estando apagado. 

La tecnológica herramienta era cada vez más precisa, intuitiva y fácil de usar para conocer a personas nuevas e iniciar relaciones que fluctuaban al ritmo de un algoritmo,entre ser duraderas y efímeras, se sumaba, una secuela del 2020, el gusto y olfato interrumpido para muchos en aquel entonces, regresó en la mayoría mutado y aumentado al punto de causar: rechazo, náuseas, alergia y hasta urticaria con el mínimo contacto, un breve abrazo, respirar el aroma bajo del perfume y el roce de los labios. Resequedad por abuso de antibacterial y alcohol en las manos, volvieron las caricias, algo poco placentero, se hizo habitual lo áspero.



Compartir fluidos nunca había sido para tantos una ruleta rusa, algo que rayaba en lo desagradable, incluso a prueba de pastillas y látex. No existía protección contra la no química.  


Él por su parte después de ensayo y error, de intento y fracaso, de levantarse de una cama ajena, hastiado de estornudar por una nueva alergia o vomitar por el sudor combinado, que ahora para muchos asqueaba y enfermaba, la volvía a ver a ella sentada en el vagón del tren, a dos metros de distancia, aterrado de acercarse a saludarla. Otra semana sin atreverse a decirle a ella"hola" gastando en Amazon lo poco ahorrado en un visor de realidad virtual, una nueva alternativa para tener sexo sin peligro a enfermarse.



 Los bares y moteles virtuales cada vez se abarrotaban más y era cada vez más complicado reservar. Cada quien en medio de unos tragos, comida o encuentro sexual VR, podía buscar otra nueva persona u opción, pausar para retomar después o de plano apagar el artefacto y escapar sin tener que pedir disculpas o dar lógica explicación, más allá de un "no me provocó".

Mientras ella al mismo tiempo había llegado hasta su límite, su ya no más, el hastío a artefactos que le ahorraran un supuesto mal rato, a que lo que había previsto un programador la atosigara con infinidad de notificaciones para alertarla de una nueva opción de futuro mejor. De no aprender por si misma, sobre lo que leía en ficción, la aventura y el riesgo en lo espontáneo, el acierto que se acerca tras cada error humano, se sentía como una tonta, por su miedo al automático, primitivo e instintivo no, por un beso no correspondido, gustos que difieren, opiniones que abren las puertas a la polémica de la que no se vuelve. Lo dejo todo atrás y dio un paso al frente, de pie junto a él en el recurrente vagón del tren, lanzó los dados, y se atrevió a saludarlo.

Apostando a lograr como los erizos en un día de frío, la tan buscada y complicada distancia perfecta, pues cuando ellos buscan el calor con la proximidad corporal, se causan entre si más dolor, pero si se alejan sienten el frío que quema de vuelta, viven la eterna paradoja, la dolorosa contradicción, que los obliga a ir cambiando la distancia hasta que encuentran la perfecta separación, el espacio que los salva del frío y el calor. 





Capitulo 5

 -Hola mí nombre es Isabel, puedes llamarme Isa, cuál es el tuyo?. Pregunto ella frente a él en el vagón del tren, violando el protocolo de dos metros de separación entre extraños.


-No te conozco pero recuerdo la línea de tu cuello hasta el último detalle. Contestó Max a pesar de su miedo, no termino balbuceando sino más bien se sentía elocuente más allá de sus manos sudorosas y su voz que delataba que se encontraba temblando.

Pasaron las horas y su primera cita, les mostró a ambos algo nuevo. Lo espontáneo. Sentían los nervios antes de un beso, lo eléctrico entre mayor proximidad entre sus cuerpos. El descubrimiento al dejar atrás la rigidez, el desapego, expectativas y paradigmas, rompiendo los barrotes de las limitaciones auto impuestas. Aprendiendo y disfrutando al unísono, dejando todo fluir, a realmente observar y escuchar al otro, sin interrumpirlo para escribir un tweet, comentar o subir una foto a instagram o buscar en medio de una discusión, corroborar algo en Google.

Sin creer al otro como prescindible, descartable y fácilmente sustituible. Max se maravillaba por los gustos y pasiones de Isa, y ella se sorprendía por los gestos de él, sus acciones, sus ademanes, e incluso por el olor de su aliento y el sabor en su lengua. Se sentían desnudos antes de estarlo literalmente, libres de la nostalgia por el pasado, la seguridad y placer en lo buenos recuerdos, y desembarazados de la ansiedad al futuro, al mañana, dueños del " un día a la vez", el regalo del siempre es hoy, y es que al final el hoy es el futuro que no habías imaginado.

Aprendieron a ser egoístas, a no compartir sus momentos, sus risas y sus tristezas por redes sociales. No sé trataba de ser un secreto o vergüenza, era la picardía en lo privado, el privilegio de lo solo conocido por ambos.


No depender de inmortalizar instantes en imágenes y luego ahogarlas entre likes, comentarios o alguna polémica innecesaria en mundo que se ofende y transgrede segundo a segundo. Era cuestión de sentir, de observar, de escuchar, saborear y respirar, cada caricia, cada beso, cada encuentro. Piernas que se mezclan, abrazos que liberan, tanto entre suspiros y orgasmos.


Horas que se convirtieron en meses hasta ser un año. Conversaciones cruciales y triviales, siempre filosofando. Llegando a la misma conclusión, que la vida se abra camino sin pensarlo demasiado. La victoria de los náufragos es no perder la cordura en espera de un nuevo barco.




Diciembre 2031


-Gracias por atreverte a acercarte, a conocerme, sin antes stalkearme en redes, todos vivimos temerosos de conocer gente realmente desde cero, un saludo es casi un salto al vacío. Le confesó Max mientras ella lo contemplaba con ternura.


- Crei en mí instinto, como trapecista sin red, al final pudo más que un algoritmo. Lo nuestro es tan fuerte, tan voraz, tan real, que arrasó con todo lo que es simulación, esa emoción artificial se acabó. Aseveró Isa antes de un abrazo interminable.


"Cuando no te escribo...


 ...igual te tecleo en mi mente". 


Pensaron sin decirlo.


Unir los puntos crea una figura, pero que tal si se hace un cambio de ruta, un robo al destino?. Si se trata de un engaño lo prediseñado, porque no burlarlo de vuelta?.


La vida es un incendio...


cuando pasa no te da tiempo.


Es cuestión de disfrutarla mientras sucede a pesar de sus reveses. Es lo malo y lo bueno.


Entenderla es tarea de los muertos.


Enero 2040


Mayre veía a sus padres mientras leía un poema que Max escribió y que ella decidió dedicarle a sus abuelos. Isa pensaba en su padre siempre protector desde el cielo, en su madre aún con vida, y él en los suyos por ahora lejos. René Rodríguez Roque



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