La La Land (2016)
Una buena película y excelente música siempre ha sido mi mejor antídoto en esos momentos en lo que me siento abrumado, quemado y hecho cenizas, cenizas que intentan esperar sin perder la cordura ni caer víctima de nervios de punta, que de ellas renazca un fénix, cuando el estrés, la tristeza, la rabia e impotencia o angustia llegan para quedarse; solo una buena historia en acordes y melodías o imágenes y líneas bien dichas logran zafarme, de esos pensamientos traicioneros que hacen ver todo más grande, en el no lugar, en el no tiempo, como un tormento nunca pasajero.
Justo así me encontraba viendo La La land del director Damien Chazelle: estaba sentado en mi butaca junto a mi esposa, respirando intentando controlar mi ansiedad, un desasosiego que me inundaba en aquel tiempo, me sentía como el personaje de Ryan Gosling, Sebastian, y veía en la Mía de Emma Stone a Ángela, al igual que ellos nosotros entre colores vibrantes y un amor desbordante, estábamos luchando por nuestros sueños, una imagen idealista del futuro, un final feliz de Hollywood, pero la realidad no resuelve los desafíos en dos horas ni las situaciones son coreografías sin errores al ritmo de una canción, y es que no todas las personas pueden como los personajes tener un arco argumental.
Se dibujaron sonrisas en nuestros rostros, al sentirnos reflejados en la gran pantalla, ella era Mía apostando todas sus fichas a su sueño, en vez de ser una famosa actriz, su anhelo era el de ser una empresaria con un negocio propio e ingresos independientes y residuales, aprendiendo del ensayo y error, de manejar los rechazos y escuchar los no en espera de un si,y yo Sebastián, con mis monólogos apasionados sobre cine, en vez de Jazz, con la única ambición de crear historias como las que adoro disfrutar, publicar mis libros, hacer sentir lo que con otro artista yo he sentido, quien sabe?... hacer una película o aplicar los estilos que admiro y aportar propios en producciones audiovisuales. Pero pasaban los años y entre la situación de descontrol económico y político en Venezuela, esos sueños se hacían cada vez más lejanos, etéreos e incluso cínicos y dolorosos.
Nos casamos con una ilusión de inocentes, muy jóvenes, lo único que si teníamos fijado era el tema de los hijos, había que esperar, ambos habíamos tenido una adolescencia sin grandes lujos y con muchos desafíos familiares, responsabilidades no acorde a nuestras edades y una gran lista de pendientes, uno de ellos, viajar. Eso hicimos, conocimos Escocia, Panamá, Ecuador, Colombia, Inglaterra y México, pero conforme pasaban los años y se añadían más sellos en nuestros pasaportes, ya no esperábamos por hijos para conocer más países sino porque el presupuesto se iba ajustando y ninguno de los dos quería tener por tener, ser Padres porque es lo que corresponde, por una presión social o familiar, para terminar sin poder dar más de lo que tuvimos cuando niños; tampoco lo creíamos como el único propósito de la vida, y después, ya no queríamos tener porque no estábamos seguro de la posibilidad de no volverlos hijos de padres divorciados.
Dos años antes de LaLaLand salimos de ver Winter Soldier de Marvel y al ver al Capitan America descubrir que Shield e Hydra, para quién trabajaba y contra quien se enfrentaba eran la misma cosa, fue como leer de vuelta 1984, la Rebelión en la granja o V for Vendetta, nos dimos cuenta que estábamos lejos de vivir en un país libre pues como el fascismo y el comunismo son las dos cabezas de una misma bestia, el régimen neo totalitario de Venezuela y la oposición eran falsos adversarios en su tarea de desangrar al país y echarnos a muchos afuera. Desde ahí nuestra esperanza ya no estaba ni dentro ni fuera de la caja de Pandora.
Luego de una rápida mudanza cada uno estaba de vuelta a casa de sus respectivas familias, admito que sentía alivio, no se si negación, egoísmo o etapas sin quemar, pero me creí libre, para hacer o estar con quien quisiera, como impulsado por la canción que cantó Mia en su último casting:
"Un poco de locura es la clave
Para darnos nuevos colores que ver
¿Quién sabe adónde nos llevará?
Y por eso nos necesitan"
Así que traigan a los rebeldes
Las ondas de los guijarros
Los pintores, los poetas y las obras de teatro
Y por los locos que sueñan
Por locos que parezcan
Por los corazones que se rompen
Por el desastre que hacemos
De match en match de Tinder, de mujer a mujer, sintiéndome en medio de una fantasía de soltero, y una suerte de efecto mariposa en la que su aleteo se podría sentir al otro lado del mundo, en un caos aleatorio, que convertiría una ida al cine en Maracaibo, en una vida en Brasil, pero antes, ignorante lo que vendría era el 2018 y alternaba formas alternas de hacer dinero con la publicación de mi primer libro (publicado más no escrito) Crónicas del Eterno Eco, luego de que estuviera una década guardado en un archivo de word, esperando lograr junto a mi ahora ex esposa, el fulano éxito financiero para así poder dedicarme más “relajado” a mi lado artístico. También durante 12 años había descuidado algunas amistades y familiares, cosa que me encargue en cambiar, y como recompensa de la vida, una de esas personas olvidadas, me puso en contacto con un grupo literario de mi ciudad y compartí momentos inolvidables con Tito y Manona, dos escritores con lo que pase tardes de poesía, literatura, ron y un aire bohemio dentro de un bufete de abogados, todo se sentía tan bizarro y la vez tan adecuado. Todavía me halaga tu cumplido Tito: "el cámaro de la poesía" o tu calidez Manona al considerarme tu nieto de la poesía.
Justo en ese momento de libertad, arte y disfrute, gracias a una foto compartida en redes sociales, para visualizar mi anhelo de volver a viajar, una imagen mía acostado en el aeropuerto de París viendo aviones despegar, hizo que Eegle, una antigua una cliente y amiga de mi proyecto quebrado, la productora audiovisual, me escribiera un “hola, como estas?”. Ella también se había divorciado, ambos conocíamos a nuestras respectivas ex parejas, compartimos el amor por el cine, la música y la poesía, así que lo más natural fluyo, juntos en una clase Yoga (si mi versión 2018 incluía la meditación) antes de ver juntos en su casa de nuevo una película.
Para ella La La Land, la conectaba con esos últimos momentos con su hijo antes de que él fuera a vivir a Argentina, pues la habían visto y su música los había invitado a bailar en la sala, toda una caricia al alma la imagen de ellos bailando al ritmo de la La Vie En Rose, un hermoso momento de despedida, y es que precisamente es la esencia de la historia de Sebastián y Mia, una bella despedida. Sueños y decisiones, despertar y hacerse responsable o tan solo lidiar con el acierto y el error en nuestras acciones, o inacción, pues el no hacer es una decisión en sí misma.
Sin que la culpa nos defina, ni el laberinto, de atribuirles a terceros nuestro presente. Se trata de seguir nuestros sueños y permitir a quienes amamos hagan lo mismo, no se trata de egoísmo, es un sacrificio emocional muchas veces de dos, en el mejor de los términos, el amor en el desapego, es soltar, dejar volar a la mariposa entiendo el poder de sus aleteos.
¿El destino, el recorrido o la compañía?... el destino o el libre albedrío?... el recorrido y sus desvíos son lo mismo?... la compañía, ayuda, estorbo o solo la necesidad y placer de compartir lo vivido?.
Para mi, Eege es la personificación de la que vida no es una isla desierta, incluso para los náufragos, es la esperanza dentro de la caja, la compañía, el compartir, porque definitivamente todo es más sencillo en equipo. Lo pienso cada vez que recuerdo el sofá de su casa, las ganas de mostrarle una de las película de mi lista personal, y redescubrir una historia que me sé de memoria y de la que puedo recitar sus líneas, como si fuera por primera vez al ver sus expresiones de sorpresa en medio de algún plot twist. La paz al escuchar sus carcajadas y disfrutar de una buena parrilla con su chimichurri bajo las estrellas, un cielo iluminado fue nuestro techo mientras hacíamos el amor sobre la grama sin preocuparnos por nada.
A pesar de las incertidumbres frente al futuro, hay decisiones que por muy dolorosas abrirán infinitas posibilidades para el mañana, siempre daré las gracias a personas que tocaron mi alma, que cumplieron un rol crucial en su momento, y ahora moran en alguna habitación del palacio de mi memoria, compañía, apoyo, palabras justas o un abrazo, como ella, la mujer que me enseñó el placer de los viernes de buena comida, excelente música, películas que merecen ser discutidas y besos que invitan a quedarse entre sus piernas hasta el otro día. Gracias por enseñarme que se puede apostar por un final alternativo para Sebastián y Mia, ya que el amor y los sueños no son mutuamente excluyentes y se puede tener amor y prosperidad. Un poco de luz en mis sombras, le dan más calor a la oscuridad. Eso es la música y el cine para mi, por eso no me cansare de ver Walk the Line, Sing Street, Begin Again, A star is Born y La La land.
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