martes, 9 de mayo de 2023

Luz, cámara y recuerdos: el top 10 de películas que moldearon mi vida. Parte 4

Parte 1

Parte 2

Parte 3

Fellowship of the ring (2001)


Era Diciembre del 2001 cuando caminaba a días de navidad con Ignacio, mi amigo del colegio y ahora de universidad que me acompañaba a matar el tiempo tal cual mallrats en un centro comercial antes de volver a casa. Nos detuvimos en el área de cines y escogimos la función más próxima sin darle muchas vueltas. Compramos entradas para la primera película del Señor de los Anillos, y en mi caso, aparentemente por quizás vivir en una cueva o bunker no tenía ni idea de esa adaptación y de la obra de Tolkien; sinceramente hace 20 años lo más cercano a fantasía que veía era Star Wars, que en sí misma es una mezcla de aventura, fantasía y ciencia ficción.

La película de Peter Jackson de entrada con un prólogo épico en todo el sentido de la palabra, me atrapo, es lo que yo llamo un film con magia dentro y fuera de la pantalla, un clásico instantáneo, pues hay películas entretenidas, buenas o excelentes, pero obras maestras hay pocas y La Comunidad del Anillo lo es. Fue un privilegio poder disfrutar por primera vez en una sala de cine esa amalgama entre un buen guión, elecciones de casting que calzan como guantes, banda sonora y puesta en escena magistral, sin margen de error, y ni hablar de algo novedoso a principio de este siglo, el uso a ese nivel de la colorización. Colores vibrantes, con un brillo que casi difuminaba la nitidez de la imagen, lograban su cometido, hacerte sentir en una Tierra Media, en un lugar donde existían los elfos, enanos, magos y hombres, y tal cual A New Hope, Alien o Blade Runner, que empleaban el ”futuro gastado” el Señor de los Anillos se sentía como un lugar fantástico que no parece nuevo o falso, un universo donde generaciones han transitado, sudado y luchado.

        Salimos de la función y fui al cumpleaños de Hugo, un amigo y vecino que de seguro lo debí haber aburrido al contarle, sin el haberlo pedido, en detalle y cuidando los spoilers,  lo que fue ver esa película. Como evangelizando a todo el mundo ese fin de año y principio del siguiente sobre los apóstoles Tolkien y Jackson . Era esa sensación adictiva de nunca tener suficiente, y así, que a diferencia de como me pasó con Batman con el que entendía que tendría que esperar años para ver otra versión después del desastre que fue Batman y Robin con George Clooney, y también comprendía, que entre pelis de Star Wars era incluso mejor la diferencia de años para poder deleitarme con nuevos avances de tecnología, en este caso al saber que los libros estaban escritos en ese momento desde hace casi medio siglo, era cuestión de sentarme a leer la joya que nos dejó J.R.R. Tolkien.



    Fue la primera vez que compraba libros por gusto y con ansiedad de terminarlos, antes eran los clásicos que asignaban en el colegio y me traían mis padres, y si, muchos me llegaron a gustar, como los de Garcia Marques, Sabato o Quiroga, pero esto fue otra cosa. Logre adquirir una versión de colección que unía la trilogía del Señor de los Anillos como quería publicarla originalmente el autor, en un solo libro que  incluia un diccionario para las lenguas de las distintas razas, glosario, ilustraciones de Alan Lee y mapas. Como si fuese ayer, siento la sorpresa y suspiro al final de la primera parte de las Dos Torres, Sam golpeando las puertas luego de no poder hacer nada cuando se llevaban unos Orcos a Frodo, por qué él equivocadamente lo dejó al creerlo muerto. Me sentí como un idiota por burlarme antes de mi amigo Humberto, quien era fan de Harry Potter, para mi , eran “cosas de niños”; en (realidad fue la inseguridad de cuando te importa mucho lo que digan los demás de tus gustos, pues lo que criticamos o de lo que nos burlamos, muchas veces es un reflejo de complejos e inseguridades) me tocaba comerme mis palabras y las paginas de J.K Rowling.


        Cada novela de fantasía que me devoraba junto a mi primo Alex durante el año siguiente fue casi como un analgésico para transitar aquel 2002; nos lanzábamos entre sí libros, tomando turnos capítulo a capítulo, y así, leímos juntos el libro Harry Potter y el Caliz de Fuego, de un mueble a otro donde nos recostábamos en la sala de mi casa en aquel año denso y doloroso para todo venezolano, al ser el año que marcó el inicio del fin de 40 años de democracia. Hace 10 años, en 1992 un militar llamado Hugo Chávez había intentado dar un golpe de estado, pero fracasó, estuvo en prisión y luego, gracias a una jugada política de esas típicas, absurdas y que condenan a los ciudadanos en Latinoamérica, fue indultado, así que allí estábamos una década después con Chávez como presidente, y mucha gente con el sabio mal presentimiento que nada iba a terminar bien. 


        Ese año transcurrió entre protestas multitudinarias por las acciones del gobierno que buscaban modificar la constitución del país para hacerla a su medida,  atentando con las libertades de expresión, políticas y económicas, eso llevo a paros, protestas que redundaron hasta volverse en una gran marcha en Caracas, la capital, que terminó en una masacre. El presidente apostó francotiradores en un puente, tumbó la señal de televisión abierta y comenzó la balacera. Una acción brutal que impulsó a que el alto mando militar le solicitara su renuncia, y así logramos nuestro falso día de libertad, pues tras muchos “errores” (esos que cuando se repiten demasiado durante los años te hacen dudar si son accidentes o al azar)después de solo un día, lo tuvimos de vuelta en cadena de televisión con un cristo en  la mano, y bajo la manga muchas medidas como el control de cambio, cierre o compra de medios de comunicación y la elección indefinida como herramientas para cristalizar lo que ya tiene mas 24 años,  un neo narco totalitarismo, ya que la oposición en Venezuela, nunca ha tenido realmente un plan ni una benigna intención de gobernar, son como Hydra y Shield o los cerdos en la Rebelión en la Granja, esperando a que nuevo caballo sacrificar.   








    Las historias de Sauron, el anillo único, el poder absoluto que corrompe absolutamente, o las de Voldemort, el que no debe ser nombrado, y que busca aniquilar a cualquiera que piense diferente o pueda ser su adversario, lograban tres efectos en mi, distintos, parecidos e incluso contradictorios; por un lado lograban que mi mente viajara lejos de aquel escenario nacional y se maravillara con la imaginación que hizo posible el pasaje del libro Rowling, en el que Harry Potter junto al cadáver de Cedric Diggory debe enfrentarse con Voldemort, o aquel en el Retorno del Rey en el que Eowyn junto a Merry derrota al Rey Hechicero; y por otro me inspiraban a crear mis propias historias, me resultaban ficciones que decían verdades, ficciones que le podían ayudar a cualquier lector con desconocimiento de historia mundial, al darle con sus historias pistas para reconocer en cualquier líder o político a un potencial megalomaniaco.


        Así que en ese 2002 me vi alternando entre participar en protestas contra el régimen, la universidad, escribir mi primeras historias de ficción, ver en casa de Humberto el trailer de Las Dos Torres con la música de Requiem for a Dream, y mi primera relación seria con una tremenda chica llamada Verónica, que me acompañaba en todo lo anterior. Con ella siempre estaré eternamente agradecido, pues fue una mezcla entre novia y mejor amiga y casi mi cheerleader personal, ella leía cada página que escribía, páginas que se volvieron mi primera novela (por ahora sin publicar) y que sirvió de base para mi tesis de grado en la Universidad, una radio novela de suspenso, El hombre sin rostro , que no debe extrañar de que tiene en su musicalización fragmentos de la banda del señor de los anillos. Definitivamente, habían demasiados sentimientos contrastantes conviviendo en mi durante esos 12 meses. 

        Llegó diciembre del 2002 y con él un paro petrolero que buscaba nuevamente derrocar al presidente, un paro que significó una herida en el corazón de Venezuela, una herida aún abierta. El intento fracasó y a la vez se prolongó más de lo debido, causando un daño irreparable en el país. Ingenieros y trabajadores de la industria perdieron sus trabajos, derechos y en muchos casos hasta su hogar. Pequeños y grandes empresarios y dueños de negocio no afectos al gobierno sufrieron la misma suerte. Más encarcelados, desaparecidos y muertos en vano. Recuerdo tristemente a uno de ellos, al padre de mi amigo Eduardo, quien se encontraba entre esos despedidos injustamente y que paso de tener una vida con ciertos lujos a vender papas fritas de forma ambulante en un bar (una noche con tristeza me lo encontré y le compre un paquete con dolor) poco tiempo después murió de un infarto, se presumía que a causa de una depresión. 


        Una negra navidad en que muchos no tenían gas en su casa o gasolina, cocinaban con leña y se reunían con amigos, familia o vecinos para hacer trueque con lo necesario o sencillamente pasar el rato al no poder ir al trabajo. Mi gran videoteca era una suerte de Cinema Paraíso en mi edificio, cambiamos de departamento cada tarde o noche que nos dábamos entre sí ánimos y distracción con un poco de cine.


        Obviamente mi colección con algunos títulos de “dudosa procedencia” pero con impecable calidad de imagen, incluían a las dos primera películas de Harry Potter, el Ataque de los Clones de Star Wars y la que no llegó a estrenarse sino meses después en Venezuela: El Señor de los Anillos, las Dos Torres. Ver la escena del todavía no Emperador Palpatine en Star Wars en la que pedia poderes especiales más allá de la ley por el bien de la República Galáctica y su democracia, resonaban en ese momento tan próximas y dolorosas. 

        Como diría Padme Amidala tres años después en el Episodio III de Star Wars: “Así muere la democracia, con aplausos atronadores”. A lo que agregaría cada vez que siento la tentacion de desearles la muerte, las palabras de Gandalf 

“Muchos de los que viven merecen morir y algunos de los que mueren merecen la vida. ¿Puedes devolver la vida? Entonces no te apresures a dispensar la muerte, pues ni el más sabio conoce el fin de todos los caminos.”






     El viaje por la Tierra Media fue una aventura que abrió mí imaginación, un viaje que terminó de una forma magistral con el Retorno del Rey, una película que hizo que la gente un 25 de Diciembre corriera a comprar entradas en estampida cuando abrieron las puertas del Cine. Una obra maestra no solo literaria (uno de los pocos libros que he leído más de dos veces) sino cinematográfica, con un cierre de trilogía que ganó 11 Oscar, una hazaña que solo 2 películas más lo han conseguido (Ben Hur & Titanic). 




         La saga de Lord of the Rings más de 20 años después sigue siendo junto a la trilogía original de Star Wars y Back to The Future, historias en 3 actos hechas de forma inmaculada y si se quiere merecen quedar intactas, no necesitan remakes ni reboots ni nada que se le parezca, son perfectas. Ahora la obra de Frank Herbert, Dune (libro que como el de Tolkien influyó a la fantasía y ciencia ficción hasta la fecha) ha sido adaptado por un director a la altura del desafío, Denis Villeneuve (Prisioneros & Arrival) así que toca esperar cuando se estrene su última entrega, para ver sí esa obra acompañará a las películas de Peter Jackson, George Lucas y Robert Zemeckis. El tiempo lo dirá pero soy optimista, la fantasía que transmite realidad, nos cambia la vida.

Continua con un viaje de vuelta a la mente de Christopher Nolan

0 comentarios:

Publicar un comentario