es la mejor decisión tomada con dolor de estar alejados con el deseo de un beso, para protegerlos de un mayor daño.
Estar cerca sin tocarlos, es el mayor amor y afecto en tiempos de contagio. Nada será igual, ningun gesto de cariño se volverá a dar por sentado. Como volver a despreciar un sincero apretón de manos, el roce con cariño en la mejilla de otros labios?. A veces cuando amas a alguien y quieres protegerlo debes mantenerte lejos y ser un extraño.
Capitulo 4
Noviembre 2030
Èl estaba en la estación de subte, deslizando sus dedos entre elección y descarte, en una nueva aplicación de citas en su teléfono. Era su día libre en su trabajo como delivery.
Ella lo observaba, desde que él entro al vagón en el que viajaba hace casi una hora después de una caminata semanal en una plaza, a dos metros de distancia ella nadaba en aquella ajena pantalla de celular, separación obligatoria entre dos desconocidos, un protocolo que se mantenía desde la última pandemia china, para prevenir algún potencial contagio a cualquier nuevo e inminente virus.
Ella lo espiaba de regreso a casa cuando él pasaba de foto a foto, entre mujeres con tatuajes, otras posando con audífonos, algunas leyendo un libro, acompañadas con un perro, un gato o ambos, tantas en trajes de baño, como BIOS de redes sociales que se creían trascendentales y originales. Ella se sonreía al saber que hacía lo mismo en casa, en sus recesos cuando trabajaba a salvo desde su computadora a distancia.
Usar el celular en una reunión era señal de apatía y mala educación, pero se volvió después del corona, para muchos, en la única opción.
La aplicación Alwaysmatch buscaba compatibilidad en otros usuarios de forma inmediata y con una permanente actualización de base de datos. El algoritmo medía constantemente lo que decias en voz alta, lo que hacias en público y en privado.
Lo escrito, lo borrado, buscando patrones, conductas impertectibles incluso para quién usaba la aplicación. Y así, alguien podía estar con un candidato seleccionado, supuestamente The one, el indicado hasta que el celular dijera lo contrario, pues si algo no salia como debería en una cita, al instante Alwaysmatch buscaría a otro aspirante en el mismo lugar donde estaba quien usaba la aplicación, con una potencial pareja. En simultáneo experimentabas conocer a alguien, lo evaluabas y se te presentaban nuevas opciones. Alternativas dadas por la inteligencia artificial siempre activa en el dispositivo incluso estando apagado.

La tecnológica herramienta era cada vez más precisa, intuitiva y fácil de usar para conocer a personas nuevas e iniciar relaciones que fluctuaban al ritmo de un algoritmo,entre ser duraderas y efímeras, se sumaba, una secuela del 2020, el gusto y olfato interrumpido para muchos en aquel entonces, regresó en la mayoría mutado y aumentado al punto de causar: rechazo, náuseas, alergia y hasta urticaria con el mínimo contacto, un breve abrazo, respirar el aroma bajo del perfume y el roce de los labios. Resequedad por abuso de antibacterial y alcohol en las manos, volvieron las caricias, algo poco placentero, se hizo habitual lo áspero.
Compartir fluidos nunca había sido para tantos una ruleta rusa, algo que rayaba en lo desagradable, incluso a prueba de pastillas y látex. No existía protección contra la no química.
Él por su parte después de ensayo y error, de intento y fracaso, de levantarse de una cama ajena, hastiado de estornudar por una nueva alergia o vomitar por el sudor combinado, que ahora para muchos asqueaba y enfermaba, la volvía a ver a ella sentada en el vagón del tren, a dos metros de distancia, aterrado de acercarse a saludarla. Otra semana sin atreverse a decirle a ella"hola" gastando en Amazon lo poco ahorrado en un visor de realidad virtual, una nueva alternativa para tener sexo sin peligro a enfermarse.
Los bares y moteles virtuales cada vez se abarrotaban más y era cada vez más complicado reservar. Cada quien en medio de unos tragos, comida o encuentro sexual VR, podía buscar otra nueva persona u opción, pausar para retomar después o de plano apagar el artefacto y escapar sin tener que pedir disculpas o dar lógica explicación, más allá de un "no me provocó".

Mientras ella al mismo tiempo había llegado hasta su límite, su ya no más, el hastío a artefactos que le ahorraran un supuesto mal rato, a que lo que había previsto un programador la atosigara con infinidad de notificaciones para alertarla de una nueva opción de futuro mejor. De no aprender por si misma, sobre lo que leía en ficción, la aventura y el riesgo en lo espontáneo, el acierto que se acerca tras cada error humano, se sentía como una tonta, por su miedo al automático, primitivo e instintivo no, por un beso no correspondido, gustos que difieren, opiniones que abren las puertas a la polémica de la que no se vuelve. Lo dejo todo atrás y dio un paso al frente, de pie junto a él en el recurrente vagón del tren, lanzó los dados, y se atrevió a saludarlo.

Apostando a lograr como los erizos en un día de frío, la tan buscada y complicada distancia perfecta, pues cuando ellos buscan el calor con la proximidad corporal, se causan entre si más dolor, pero si se alejan sienten el frío que quema de vuelta, viven la eterna paradoja, la dolorosa contradicción, que los obliga a ir cambiando la distancia hasta que encuentran la perfecta separación, el espacio que los salva del frío y el calor.
Capitulo 5 -Hola mí nombre es Isabel, puedes llamarme Isa, cuál es el tuyo?. Pregunto ella frente a él en el vagón del tren, violando el protocolo de dos metros de separación entre extraños.
-No te conozco pero recuerdo la línea de tu cuello hasta el último detalle. Contestó Max a pesar de su miedo, no termino balbuceando sino más bien se sentía elocuente más allá de sus manos sudorosas y su voz que delataba que se encontraba temblando.
Pasaron las horas y su primera cita, les mostró a ambos algo nuevo. Lo espontáneo. Sentían los nervios antes de un beso, lo eléctrico entre mayor proximidad entre sus cuerpos. El descubrimiento al dejar atrás la rigidez, el desapego, expectativas y paradigmas, rompiendo los barrotes de las limitaciones auto impuestas. Aprendiendo y disfrutando al unísono, dejando todo fluir, a realmente observar y escuchar al otro, sin interrumpirlo para escribir un tweet, comentar o subir una foto a instagram o buscar en medio de una discusión, corroborar algo en Google.

Sin creer al otro como prescindible, descartable y fácilmente sustituible. Max se maravillaba por los gustos y pasiones de Isa, y ella se sorprendía por los gestos de él, sus acciones, sus ademanes, e incluso por el olor de su aliento y el sabor en su lengua. Se sentían desnudos antes de estarlo literalmente, libres de la nostalgia por el pasado, la seguridad y placer en lo buenos recuerdos, y desembarazados de la ansiedad al futuro, al mañana, dueños del " un día a la vez", el regalo del siempre es hoy, y es que al final el hoy es el futuro que no habías imaginado.
Aprendieron a ser egoístas, a no compartir sus momentos, sus risas y sus tristezas por redes sociales. No sé trataba de ser un secreto o vergüenza, era la picardía en lo privado, el privilegio de lo solo conocido por ambos.
No depender de inmortalizar instantes en imágenes y luego ahogarlas entre likes, comentarios o alguna polémica innecesaria en mundo que se ofende y transgrede segundo a segundo. Era cuestión de sentir, de observar, de escuchar, saborear y respirar, cada caricia, cada beso, cada encuentro. Piernas que se mezclan, abrazos que liberan, tanto entre suspiros y orgasmos.
Horas que se convirtieron en meses hasta ser un año. Conversaciones cruciales y triviales, siempre filosofando. Llegando a la misma conclusión, que la vida se abra camino sin pensarlo demasiado. La victoria de los náufragos es no perder la cordura en espera de un nuevo barco.
Diciembre 2031
-Gracias por atreverte a acercarte, a conocerme, sin antes stalkearme en redes, todos vivimos temerosos de conocer gente realmente desde cero, un saludo es casi un salto al vacío. Le confesó Max mientras ella lo contemplaba con ternura.
- Crei en mí instinto, como trapecista sin red, al final pudo más que un algoritmo. Lo nuestro es tan fuerte, tan voraz, tan real, que arrasó con todo lo que es simulación, esa emoción artificial se acabó. Aseveró Isa antes de un abrazo interminable.
"Cuando no te escribo...
...igual te tecleo en mi mente".
Pensaron sin decirlo.
Unir los puntos crea una figura, pero que tal si se hace un cambio de ruta, un robo al destino?. Si se trata de un engaño lo prediseñado, porque no burlarlo de vuelta?.
La vida es un incendio...
cuando pasa no te da tiempo.
Es cuestión de disfrutarla mientras sucede a pesar de sus reveses. Es lo malo y lo bueno.
Entenderla es tarea de los muertos.
Enero 2040
Mayre veía a sus padres mientras leía un poema que Max escribió y que ella decidió dedicarle a sus abuelos. Isa pensaba en su padre siempre protector desde el cielo, en su madre aún con vida, y él en los suyos por ahora lejos. René Rodríguez Roque
La primera década después de la última pandemia Podcast