(11 A)
Voces que se callan
para que otras no lo hagan,
aunque sobren las palabras
no es en vano usarlas,
por las vidas soslayadas
tras conciencias ensangrentadas,
pero hace falta más que lagrimas
al defender la patria,
rabia que nada en medio de las balas,
no busca la orilla ni siquiera esquivarlas,
sin un paso atrás
frente a quien se ensaña,
y es que mansalva es mas
que una palabra,
es el arma más malvada.
La sangre derramada ¿cómo olvidarla?,
pero no con el rencor
de quien busca la venganza,
si el pueblo que murió
al luchar contra una espada,
marchaba con una voz
que no buscaba represalia,
era el clamor de no tener que reclamarla.
Los inocentes cuyas vidas arrancadas
no hay quien pueda regresarlas,
nos miran desde arriba
cumpliendo su palabra,
la que debe ser cumplida,
no retroceder si atrás no está la patria. R.R.R. 2002
"Vuela alto donde el odio no te alcance". Palabras de una madre.
Tanto odio palpable, en un Gobierno sediento de sangre.
Opresor por el terror a rendir cuentas,
un criminal con el poder que por ahora a otros encarcela.
Cuantos minutos de luto, convertidos en horas de silencio,
por cada muerto, torturado, perseguido, hambriento y preso.
Padres que entierran a sus hijos;
enfermos cuya cura le quitan de sus manos;
despedidas de aeropuerto; el crimen en pensar distinto;
son el día a día en este rojo calendario.
Un tirano vendedor de la idea de que el futuro está marchito,
dueño de las armas, quiere que sus mentiras se crean,
y que hagamos borrón y cuenta nueva con sus delitos.
Disfrazando afuera de Venezuela sin éxito
lo que tampoco engaña adentro, falsedades al descubierto,
lo que hay en cada censura en los medios,
nuestras calles son su cárcel, y más pronto que tarde,
él tendrá que encerrarse y después habrá que botar la llave,
porqué más que un corrupto, opresor, dictador e ignorante,
Maduro no es un Presidente, sino un asesino de estudiantes. R.R.R.
Billetes de juguete en el suelo,
ceros de más, ceros de menos,
el mismo desconcierto.
Recuerdan los padres de los niños perdidos,
hijos de la crisis, cuya inocencia
esta pérdida en un abismo.
Familias sin paciencia
frente al tiempo de los políticos.
Navidades entre velas, con sudor y hastío.
Sentimientos y pensamientos
que adoptaron el racionamiento,
se ahogan en su desasosiego,
cuando la vida se resume en un morral,
y tanto que decir y callar en despedidas breves
de terminal y aeropuerto.
Aprender a soñar y a tener fé, cuando se deja atrás a los abuelos y enfermos.
Ganas de gritar y de volverlos a ver,
antes de que los tentáculos
del comunismo arrase con todos ellos.
Caminantes,
viajeros con miedo al si o al no de un sello,
pasaportes convertidos en libros de oraciones,
desplazados sin guerra ni aliados, pero si traidores,
historias que se repiten,
con fragmentos que claman por la amnesia.
La hora de los náufragos, el segundo de los perdones
Un día largo como un año, el coro de los adioses.
Bandera con estrellas desperdigadas
en otras tierras,
Balas contra la dignidad, hambre en una gráfica,
no existe elocuencia al describir tanta tragedia.
Minutos de silencios convertidos en horas que se hacen días que redundan en años acumulados. Venezuela duele... como tiempo desperdiciado entre desplazados. R.R.R.
Han jugado con nuestras mentes,
unos dudamos de todos y de todo,
y otros ya no sienten
más que hambre en el estómago.
Bolsa vacía vuela en el aire,
antes basura y ahora el tesoro de alguien.
Ejecutados con tanques sobre niños,
o misiles contra casa de rebeldes rendidos,
es la tiranía de mercaderes de la tragedia,
aquellos que con la comida o medicinas juegan.
Tantos años secuestrados,
mucho hemos olvidado, crímenes acumulados,
y todo lo normal que dábamos por sentado,
cada vez cuesta más recordarlo.
Lo insólito se hace rutinario,
un día hecho semana,
un mes que pesa en el calendario.
La cicatriz crece y cualquier sonido raro
creemos que es un disparo,
si tenemos luz o agua, nos alegramos.
Y cuando despedimos a un familiar o amigo,
se nos arrebata una pieza del pasado
y un futuro compartido.
Somos una casa hecha pedazos,
cada uno, un fragmento de pared que debe recogerse
antes de deshacerse en otras manos.
Rene R.R
Vértigo antes de caer vivo al abismo de la tumba,
escuchas el rumor de libres en la superficie,
personas en su rutina y pesadilla, ignoran tu tortura.
Todavía respiras,
pero en ausencia de un reloj, estas muerto
cuando el Estado es tu dueño.
Rapado y desnudo protagonista de la burla del carcelero,
entre paredes blancas, tufo extranjero y su silencio,
Imaginas hasta olvidar el sonido de un segundero,
aplastado como una cucaracha, sin terminar crujiendo,
golpes que no dejan marcas ni rompen los huesos.
Sed de una hoja de papel, de plasmar lucidez
en medio de tanto tormento.
Olvidas tu cara, hace tiempo que no ves tu reflejo,
el valor del amanecer, de oler, probar o palpar
algo ajeno al encierro,
cada sentido lento o rápido, iba desapareciendo
casi olvidando al elefante inmenso que sin saberlo,
puede romper cadenas en un solo movimiento,
los Dioses pueden sangrar, deben sentir miedo.
El tirano y su baile,
del éxito y fracaso de poder domesticarte.
Deshumanizando hasta al último rastro de tu nombre,
jugueteando con el anonimato, la amnesia,
la paranoia al reclamo, a la defensa de un extraño,
a las ganas, a la lucha,
a tu alma más allá de unos barrotes.
Frío hierro, luz blanca y cegadora...
clamas por el dolor, sentir la herida,
ver la sangre y su color, la certeza de seguir con vida,
El fantasma que sin sabanas,
duda si es de carne o es de nada.
Lejos del sarcófago impoluto piensas en los otros,
los que dejas atrás, nadie sabe que están allí,
terror absoluto, por los inocentes sin rostro,
las cucarachas pisadas antes de que puedan crujir. René R.R.
"Patria socialismo o muerte"
Fue el lema, el "grito de guerra" del difunto dictador Chávez.
La primera palabra y realidad no solo no la cumplió sino que nos las arrebato. Hoy no no tenemos patria, el país de nuestra infancia, de la vida que íbamos a vivir, de nuestros recuerdos, familia y amigos, ya no existe. Se redujo a una mala noticia, a una tragedia diaria que olvidar, superar y dejar atrás. Una cicatriz abierta, un tatuaje que quema y sangra.
El no lugar, fue la promesa de Chávez, disfrazado en aquel nefasto lema, grito de batalla en una Venezuela en paz. Hoy somos secuestrados muchos, secuestrados otros, inmigrantes otros, huérfanos, viudos, cada uno en su luto.
Aislados, exiliados, desplazados, solos.
Y ahora náufragos moribundos.
El chavismo mata.
El comunismo es muerte. R.R.R.
Cuando viajar no son vacaciones, una maleta que resume tu casa, tu historia, lo salvado, lo perdido, lo encontrado y el descubrimiento. Un sonido o una voz familiar en una nueva tierra, de donde germinaran otros recuerdos, un hogar, el amor y el barco para un naufrago con fé al regreso.R.R.R.
Cuento sobre los niños que crecieron durante el totalitarismo chavista en Venezuela. 2018
0 comentarios:
Publicar un comentario